España pierde peso en las decisiones de la OTAN: el grupo de expertos clave no incluye ningún español
La pérdida de peso internacional de España afecta ya incluso a la OTAN. El nuevo capítulo de ninguneo al Gobierno español se ha plasmado en el comité técnico que debe decidir nada menos que la configuración global de la estructura militar de esta organización: la OTAN. Y entre el grupo de expertos que deciden sobre los países clave, los controles en materia de entrada y combate al yihadismo, o acuerdos estratégicos con terceros países no hay ni rastro de españoles.
La OTAN se encuentra en fase de replanteamiento total. La pasada cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, celebrada en Londres en diciembre de 2019 acordó conceder un mandato al secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, para realizar un informe global sobre cómo reforzar el protagonismo y orientación del Tratado del Atlántico Norte. El sectario general, además, recibió el encargo de abordar las distintas y necesarias consultas políticas en el seno de la OTAN para impulsar las consiguientes reformas estratégicas.
Stoltenberg nombró, en línea con ese cometido, un grupo de reflexión técnica, integrado por personalidades independientes. Y ese grupo ni cuenta ni tiene pensado contar con ningún español.
Los integrantes de ese grupo de expertos son los siguientes. El presidente es el propio Jens Stoltenberg. Como copresidentes figuran Thomas de Maizière (Alemania) y Wess Mitchell (USA). Y como vocales han sido fichados Greta Bossenmaier (Canada), Anja Dalgaard-Nielsen (Dinamarca), Hubert Védrine (Francia), Marta Dassù (Italia), Herna Verhagen (Holanda), Anna Fotyga (Polonia), Tacan Ildem (Turquía) y John Bew ( Reino Unido).
Traducido: ni rastro de españoles.
El resultado del trabajo de estos expertos se ha plasmado en el Informe OTAN 2030, un documento que ha sido entregado el pasado 25 de noviembre. El acento español ha sido borrado por completo, pese a ser España el séptimo país contribuyente en términos presupuestarios, de toda la OTAN. Pese a la posición estratégica de España en el Mediterráneo y en el debido control de la entrada del yihadismo en Europa.
Pese a todo ello, ninguna voz española, ninguna pluma española, ningún experto volcado en remarcar la importancia de España en el rediseño de la OTAN. Nadie con capacidad para exigir el peso de España en la redacción de un informe que determinará el futuro estratégico de la Alianza.
No se trata, ni mucho menos, del único capítulo de ninguneo a España en la órbita internacional. El reciente plante de Marruecos a España en la cumbre que debía haberse celebrado hace poco más de una semana se ha convertido en otro aviso más de una pérdida de peso internacional como no se había visto hace décadas.
Episodios constantes y graves
Los episodios son constantes y graves. Las dos últimas cumbres internacionales en las que se han debatido asuntos decisivos en materia de terrorismo o mafias de la inmigración no han contado con España. Los representantes del Gobierno socialcomunista han asegurado extraoficialmente que no había un interés nacional por acudir, pero fuentes diplomáticas consultadas por OKDIARIO han asegurado que nunca hubo un intento de invitar a España para que estuviera presente junto con el resto de potencias.
De hecho, la evidente realidad es que los gobernantes nacionales ni estuvieron, ni se les esperaba, tal y como ha publicado este diario.
La primera de estas citas se desarrolló en la segunda mitad de enero. El anfitrión fue Alemania. Berlín acogió a líderes internacionales y partes en conflicto para dialogar y solucionar la crisis en Libia. Los puntos encima de la mesa no podían ser más decisivos para España: avance del yihadismo, situación de Libia y su consiguiente expulsión de refugiados, y presión del islamismo radical en los países vecinos de España en la orilla opuesta del Mediterráneo.
Las partes involucradas en el conflicto libio y líderes como Erdogan, Putin, Macron y Johnson acudieron sin dudarlo para solventar el tablero político y mostrar su apoyo al alto al fuego en el país del norte de África.
Los asistentes fueron aquellos que Alemania y sus socios consideraron decisivos en la toma de postura del tablero internacional: los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; de Francia, Emmanuel Macron; de Rusia, Vladimir Putin; el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte; el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi. Ni rastro de España.
Fuentes diplomáticas han rechazado a este diario la versión de que nuestro país no tuviera interés en asistir y señalan que, simplemente, nunca se invitó a los representantes nacionales.
Pero, el segundo de los encuentros en los que España brilló por su ausencia fue aún más evidente. Mitad de noviembre. Francia, Alemania, Austria y Países Bajos se reúnen para una cumbre netamente antiterrorista. Y España vuelve a quedarse fuera de juego, junto a Italia y Grecia.
Reforma del espacio Schengen
En la mesa de discusión, nada menos que la reforma del espacio Schengen y el blindaje y refuerzo de los sistemas de control en las fronteras exteriores. Traducido: justo uno de los principales problemas de España, inmersa en esas fechas en una nueva crisis de las pateras.
Sólo las Islas Canarias han recibido más inmigrantes ilegales este año que toda Grecia y sufren una avalancha de pateras equivalente a dos tercios de toda la inmigración ilegal de Italia. Pero España volvía a quedarse al otro lado de las puertas de los países que decidían los mecanismos de control de la inmigración ilegal.
La cumbre debatía el futuro del control del yihadismo tras la sucesión de atentados que han tenido lugar en París, Niza o Viena. Pero el Gobierno francés, del mismo Macron con el que Sánchez afirma tener una potente alianza estratégica en Europa, se reunía con la canciller alemana Angela Merkel; el presidente austriaco, Sebastian Kurz, y el holandés Mark Rutte, además del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Con España no. Según afirman extraoficialmente desde el Gobierno, porque no hubo interés por su parte por acudir.
Todo ello, cuando España se ha convertido en la principal puerta de entrada de inmigrantes sin control en el espacio europeo, muchos de ellos procedentes de áreas de influencia islamista.